Big Bang News – Ser mujer en la ESMA II: el testimonio de una sobreviviente del horror

«Estaba embarazada cuando caí y me reservaron para quedarse con mi hijo», relató Adriana Clemente.  

Un día gris y de lluvia, como analogía de una vida pasada de dolor y tristeza, es la jornada elegida para escuchar a sobrevivientes de la etapa más oscura de nuestro país. «Cuando nadie escucha, no contás», es un frase repetida en la muestra Ser Mujeres en la ESMA II: tiempo de encuentros una muestra itinerante basada en los testimonios judiciales de las sobrevivientes, sobre la violencia de género y diversos delitos sexuales cometidos por el Grupo de Tareas de la ESMA. Se inauguró ayer en el Museo Sitio de Memoria ESMA y se podrá ver hasta el 28 de julio.

A partir de las nuevas inquietudes que despierta al movimiento de mujeres en la actualidad y sus demandas en la calle, el funcionamiento del centro clandestino de la ESMA es revisado a partir de la perspectiva de género. En la muestra se propone un primer acercamiento a nuevos diálogos y preguntas que se abrieron al intentar un ejercicio colectivo de memoria y reflexión feminista sobre la vida de las sobrevivientes.

Esta segunda parte profundiza las indagaciones de Ser Mujeres en la ESMA I: testimonios para volver a mirar, inaugurada en marzo de 2019. En aquella oportunidad, el Museo Sitio de Memoria ESMA revisó su muestra permanente e incorporó una mirada de género, ausente hasta entonces. Ese espacio propiciado por el Museo sirvió de encuentro para las sobrevivientes y permitió pensar desde una perspectiva feminista sobre las violaciones a los derechos humanos que padecieron durante su detención.

Adriana Clemente, es rubia, de mediana estatura, tiene 64 años y un hijo que se llama Alejo. Tiene una voz calma y cálida: «Estuve nueve meses detenida en la ESMA, pasé todo mi embarazo detenida, yo no sabía que estaba embarazada cuando caí, me salvo la visita de la  Comisión Interamericana de derechos humanos», contó emocionada a BigBang. Se nota que Clemente va recordando a medida que habla: «Era porque estaba por parir  y creo que me habían reservado para quedarse con mi hijo y como no sabían que hacer conmigo, me mandaron para mi casa, pero estoy segura de que era reserva, era el año 78». Recuerda como si afuera ayer cuando los liberaron: «Éramos 40 personas en ese momento. A algunos los mataron y otros aparecimos en nuestras casas».

«Yo entré como una desaparecida y salí como una sobreviviente», dijo con orgullo y con lágrimas en los ojos. «Fue muy fuerte para mi volver a este lugar, subir las escaleras, yo las bajaba tres veces al día, esposada, con los ojos tapados y engrillada con mi panza de embarazo», aseveró Clemente, mientras toma la mano de otra sobreviviente. Asimismo, recordó que inquietudes sentía por Alejo: «Yo le preguntaba al pediatra por mi hijo, si iba a estar bien y él me contesto si porque lo cuidaste bien, nunca te caíste».

Los efectos de haber sobrevivido a un centro clandestino de detención como fue la Escuela de Mecánica de la Armada siempre quedan sellados a fuego: «Yo nunca mas pude volver a usar una toalla húmeda por ejemplo, porque fueron meses de mi vida secándome con algo sucio cuanto me podía bañar, hay olores que te quedan y a veces no queres volver a esas sensaciones, pero hay que seguir.

«Ser Mujeres en la ESMA II: tiempo de encuentros es sanador para mí , me siento muy representada por esta muestra «, aseguró con una leve sonrisa, Clemente.  «Fue muy fuerte cuando vi a mis compañeras, pensé en mi amiga Andrea que falleció hace dos años. Ella empezó este proyecto», finalizó Clemente.

Embarazos y maternidad en la ESMA: 

«…estaba embarazada de 8 meses, primero me desnudaron completamente y me revisaron la vagina, me revisaron la cola y comenzaron a pegarme así, desnuda como estaba…yo traté de proteger mi panza todo el tiempo y perdí el conocimiento», Merita Susana Sequeira, sobreviviente la ESMA.

«Después, a medida que iba pasando el tiempo, seguía en el camarote, mi embarazo seguía…nunca fui revisada para ver cómo andaba el embarazo, nunca tuve ningún problema (…) Así hasta que nació…hasta el 1 de marzo que yo empecé con las contracciones por mi embarazo, estuve ahí sola…», Marta Álvarez, sobreviviente de la ESMA.

Formas de machismo en el plan sistemático de exterminio

La dictadura cívico militar implementó un plan sistemático de detención, tortura, exterminio y robo de niños y niñas. La Escuela de Mécanica de la Armada fue uno de los centros clandestinos en los que se ejecutó. La violencia sexual fue una de las principales formas de represión. Más allá de las torturas, con los abusos sexuales se intentó destruir la integridad de las detenidas desaparecidas, aniquilar su voluntad, arrasar sus cuerpos y sus subjetividades. 

La violencia de genero no fue sólo sexual. Los militares recurrieron a múltiples formas de disciplinamiento hacia estas mujeres que se habían apartado de los estereotipos femeninos y desafiaban el lugar de subordinación.

La muestra se divide en sobre 4 espacios en exhibición

En la sala 1 se aborda las violencias de género y sexual sufridas por las detenidas, las estrategias de supervivencia durante la detención, los vínculos de solidaridad y sororidad, la maternidad y el cuidado de les hijes en la ESMA. Se proyectarán fragmentos de las entrevistas que se realizaron para esta muestra sobre las experiencias de militancia, detención y cautiverio.

En la Sala 2 se proyectará una edición de testimonios en los que las sobrevivientes relatan cómo fue el momento de la salida del centro clandestino y su relación con la libertad.

La Sala 3 es escenario de una instalación artística que aborda de modo conceptual las experiencias de vida que siguieron al cautiverio: la libertad como un proceso y una construcción, el peso de la estigmatización, el exilio, el vínculo con las denuncias y el camino de justicia, la participación política y la relación con las luchas feministas.

El cuarto espacio es un ámbito para compartir diversas iniciativas de expresión artística, académica y archivística que proponen otras perspectivas. Al intentar un ejercicio colectivo de memoria y reflexión feministas sobre las vidas de las sobrevivientes, se abrieron diálogos y preguntas que antes no se habían formulado en el museo. Este espacio propone un primer acercamiento a esta multiplicidad de cuestiones que serán motivo de nuevas investigaciones y proyectos.

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