Éste era el lugar donde se almacenaron los bienes robados a los secuestrados. El botín robado fue utilizado para financiar las actividades ilegales del Grupo de Tareas y para beneficio personal de los represores. Con el paso del tiempo, el robo alcanzó a casas, campos y hasta caballos de carrera. Para sofisticar esa estructura, la Armada comenzó a producir documentos falsos, montar inmobiliarias y empresas, algunas de las cuales aún son materia de investigación en la Justicia.
Actualmente se ven proyecciones que evocan la dimensión y los objetos que se alojaban en este sector.