Que el Museo de la ESMA, en Argentina, sea Patrimonio Mundial de la UNESCO

Por Cristina Faciaben y Ramón Górriz*

Durante la dictadura cívico-militar que asoló Argentina entre 1976 y 1983 hubo en ese país más de 600 lugares de detención ilegal. Entre ellos destacó la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), radicada en Buenos Aires. Por la ESMA pasaron cerca de 5.000 hombres y mujeres detenidos. Se trataba de personas con militancia política y social, miembros de organizaciones revolucionarias, trabajadores y sindicalistas, estudiantes, profesionales, artistas y religiosos. La mayoría de quienes pasaron por la ESMA fueron arrojados vivos al mar en los tristemente famosos «vuelos de la muerte». Se trataba de un método para asesinar a los detenidos desaparecidos, borrando al mismo tiempo las pruebas del delito.

Aunque no sin dificultadas, tras la dictadura, el Estado argentino emprendió una política destinada a llevar a efecto los principios de Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas de violaciones de los Derechos Humanos por parte de los militares. E este modo, tanto los responsables como los ejecutores de los crímenes de lesa humanidad fueron llevados ante la Justicia. Además se puso en marcha una política de memoria que hiciera posible el acceso a la Verdad.

En ese contexto, a partir de 2004 se iniciaron los trabajos de transformación de los terrenos e instalaciones de la ESMA en un Espacio para la Memoria y la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos. Finalmente, el 19 de mayo de 2015, quedó inaugurado el «Museo Sitio de Memoria ESMA» en el antiguo Casino de Oficiales de dichas instalaciones. El Museo cuenta con una intervención museográfica permanente. Dada la condición de la ESMA de prueba judicial, la intervención museística no alteró el edificio. El guión museográfico, a su vez, se realizó en base a los testimonios de las personas que sobrevivieron a las torturas y los asesinatos y que en su condición de víctimas, prestaron sus testimonios en el Juicio a las Juntas de 1985 y posteriormente en los juicios a los crímenes de lesa humanidad reiniciados a partir de 2004. En la actualidad, el Museo Sitio de Memoria ESMA constituye un espacio de denuncia del terrorismo de estado y un lugar de transmisión de la memoria. Su misión, por lo tanto, no es otra que contribuir a conocer y comprender las violaciones de los Derechos Humanos cometidas por el Estado argentino. En este contexto, desarrolla actividades dirigidas específicamente a los jóvenes.

Pocos meses después de su inauguración, en octubre de 2015, la dirección del Museo puso en marcha una iniciativa para explorar la posibilidad de que pueda ingresar en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Existen otros precedentes de lugares de memoria que ya han sido declarados parte de ese Patrimonio Mundial. Es el caso de la senegalesa Isla de Gorée y del brasileño Muelle de Valongo, en la zona portuaria de Rio de Janeiro, testimonios ambos del comercio colonial de esclavos. También lo es el campo nazi de concentración y extermino de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, símbolo del Holocausto. Lo mismo sucede con el Memorial de Hiroshima, testimonio japonés de la primera bomba atómica lanzada contra una población. Asimismo, el puente viejo de Mostar, en Bosnia-Herzegovina, que representa la convivencia en paz tras el conflicto bélico en los Balcanes, forma parte de ese mismo Patrimonio Mundial de la UNESCO. Lo mismo sucede con la prisión sudafricana de Robben Island, que representa el combate contra el apartheid.

La candidatura del Museo Sitio de Memoria ESMA es de una importancia extraordinaria, dado que compromete al propio Museo y al Estado argentino en el mantenimiento y la preservación de ese espacio ateniéndose a los estándares de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, aprobada por la UNESCO en 1972. Esto ayudará a reforzar, tanto en la propia Argentina como en el plano internacional, la idea de que la desaparición forzada de personas constituye un crimen de lesa humanidad, que debe conocerse. Además constituirá un luminoso ejemplo para nuestro propio país. Un país en el que en la fachado del edificio de la madrileña Real Casa de Correos, actual sede del Gobierno regional, no existe ni una placa, ni una sola marca, que identifique el lugar como la antigua sede de la Dirección General de Seguridad (DGS). Es decir, como el centro de detención y tortura más representativo durante el franquismo y la transición. Un país en el que el Centro Penitenciario de Carabanchel, por el que pasaron miles de presos políticos, ha sido totalmente derruido.

Nosotros, las Comisiones Obreras y la Fundación 1º de Mayo, nos hemos dirigido al Museo Sitio de Memoria ESMA, en Buenos Aires, brindando nuestro apoyo más resuelto a esta inspiradora iniciativa. Y por las mismas razones que lo hemos hecho, invitamos asimismo a las entidades de memoria democrática, a las asociaciones de Derechos Humanos, a las organizaciones políticas y sociales, e incluso a la propia Administración a que se sumen a los apoyos internacionales a la candidatura del Museo de la ESMA que están teniendo lugar para hacer realidad sua aspiración legitima de ser declarado por la UNESCO como parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad.

*Secretaria Confederal de Acción Internacional de CCOO y presidente de la Fundación 1º de Mayo respectivamente.

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